No hay meta

Hoy nació en mí la visión fortalecida de que el camino se hace al andar...

Estamos tan acostumbrados a que, por lo general, siempre se conozca la meta antes de empezar el recorrido. La incertidumbre no es bien vista. Yo pertenezco a las personas que se dejan llevar, por lo que me inspira el momento, con la única meta de crecer, de expresar el mensaje de la manera más genuina.

Llegué a este pensamiento buscando un norte que me dé estabilidad. Un norte que me sostenga para liberarme de la inseguridad e incertidumbre de hacia dónde? Cómo? ¿Es correcto así? Y así me di cuenta de que me estaba metiendo en un molde de presión interminable, un molde dónde no quepo. Porque sí, yo también caigo una y otra vez en esa trampa, y de la misma manera sé accionar cada vez con más rapidez para reconocerla. Entonces me dije lo que siempre me canto: —¡Déjalo pasar, suéltalo! 

 

¿Por qué escribo? Porque tengo un alma que se expresa de muchas maneras. Porque hago espacio entre mis neuronas para las cosas que realmente importan: conectar.

¿Con quién? Conmigo misma, con mis semejantes, con los que se toman el tiempo de leerme, con la gente que quizá algún día lea esto. 

Quizá no sea lo que se espera de una cantante o cantautora. Así como muchos de mis colegas esperan una cierta forma de accionar porque son esto o aquello, y los demás, en su forma estructurada de ver las cosas, deberían ser esto o aquello. Lo puedo nombrar porque lo he experimentado en carne propia. No sé. Yo solo sé crear. Eso es importante para mí.

Me considero importante en mi entrega. ¿Y cuál es el motivo de ese pensamiento? La certeza insistente de que inspirar con pensamientos que se pasen a las acciones es el camino. Y ahí estoy nuevamente, en la senda. Veamos hacia dónde dicta...